domingo, 29 de septiembre de 2013

Paráfrasis de Shakespeare


Mi único enemigo es tu nombre. Tú eres tú, aunque seas un Montesco. ¿Qué es «Montesco» ? Ni mano, ni pie, ni brazo, ni cara, ni parte del cuerpo. ¡Ah, ponte otro nombre! ¿Qué tiene un nombre? Lo que llamamos rosa sería tan fragante con cualquier otro nombre. Si Romeo no se llamase Romeo, conservaría su propia perfección sin ese nombre. Romeo, quítate el nombre y, a cambio de él, que es parte de ti, ¡tómame entera! (Romeo y Julieta de William Shakespeare).

¿Será que la imposibilidad se vuelve una motivación? Está noche, presa de la necesidad, he marcado a tu teléfono... tú voz seca, distante y hermética, primero, me hizo dudar; después de todo, yo he mantenido una distancia prudencial. Prudencia que tiene la distancia adherida así misma. Sin embargo, unos minutos fueron suficientes para que esa sonrisa tuya brotará natural y transparente, así como eres tú. Tú que tienes ese olor de tierra mojada extrañamente placentero y simple, olor, que invade cada pensamiento hasta los más guardados y reservados se humedecen por escucharte.

La prudencia, la moral, la severidad y los buenos modales buscan estar descalzos y caminarte. Aunque tú, tú, también dudas, ¿cuándo será el día que los relojes nuestros den la misma hora?

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