jueves, 23 de enero de 2014

Secuelas de una adicción. Parábola del exilio. Parte 4.



Habitación oscura, silencio. El doctor enciende la luz de una habitación. No es el consultorio habitual, en cual ha atendido a Mc123, más bien parece un cuarto de interrogatorio.





Tuviste contacto con B-30.


Yo no lo he buscado.


¿Ajá?


Había eliminado todo medio de comunicación virtual, telefónico, qué decir de la convivencia.


Ajá.


Él me ha buscado, tampoco ha sido la gran cosa.


Ajá.




Ha cometido una falta gravísima al sistema. Pensé que había entendido que la programación temporal B-30 y usted, denominada Mc123 no tenían posibilidad de relación; el contacto constante entre entes que no tienen compatibilidad no me parece algo simpático; y su falsa frescura la puede ir quitando. He pensado en sancionarla.


¡No es falsa frescura! Yo no le he buscado, es  más cuando conteste ni siquiera sabía que era  él, me ha tomado por sorpresa.


Inocente Mc123, y ¿por qué delinea una sonrisa cuando dice “me ha tomado por sorpresa”?


Soy una persona simple, sonrío en muchas ocasiones. Le conté ¿sobre los días de teatro con los amigos? He estado algunos días…


¡Deténgase! No quiero escuchar sus historias, las conozco todas, leo su informe. Ha hecho todo mal.




No me mire así, no se da cuenta, ha desordenado no sólo el ambiente propio o el de B-30, sino de otros dos dispositivos más. Sin mencionar el de sus amigos. No puede estar conviviendo e interfiriendo en el mundo de los demás Mc123. No esta capacitada para involucrarse, no fue creada para eso, el propósito…


¿Cuál es? ¡Adelante! ¡Dígame! Ahora entiendo menos que antes, pensé que sólo debía alejarme de B-30. Me dice que he desarreglado otros dispositivos, ¿entonces?


No se haga la vulnerable. No conmigo. La conozco mejor de lo que usted piensa. ¿Usted piensa que me va a impresionar con sus frases aparentemente llenas de espontaneidad? Yo se perfectamente que las ha pensado más de tres veces antes de decirlas.




Además, esa cosa de los sueños. Lo sigue haciendo. No puede continuar así.


¿Qué hay de los sueños?


Los sigue teniendo, sigue soñando y se comunica a través de ellos. Usted le pidió a B-30 que la llamara, pero por medio del sueño.


Sabe, no pensé que nuestro dialogo se tornara tan cursi, en el fondo creí que podíamos ser más interesantes, usted y yo, ahora veo que no (carcajada). Somos una mala comedia entre policiaca-médica-con influencia británica.


¿Británica?


Pensé en Sara Kane.


Optimista, sin duda, Mc123. Luego de su elocuente reflexión, me puede decir, ¿por qué está soñando? ¿por qué pretende influir a las personas con sus sueños?


No se nada al respecto. No entiendo lo que me dice.


Bien, bien, bien, sea así pues. No volverá a Xalapa. Nunca. Le asignamos nuevo territorio. Pero tampoco volverá a la ciudad. No la queremos en nuestro sistema, al menos, los siguientes cinco años.


No.


Sí.


No puede.


¿Bromea?. Pudo ser paciente, hacer su formulario, esperar, pero usted decide hacer todo por medio de los sueños. Entonces, no la detendré supongo qué seguirá resolviendo todo desde su cabecita, quiero ver si en otro sistema, le funciona tan bien. Le confieso: Lo dudo. Se quedará sola.


No, espere, prometo no soñar, no pensar, no…


Lo siento, Mc123 incluso dejó de escribir, era obvio que algo tramaba, por suerte todo ha salido a la luz. Váyase.


No.



No, yo sólo quería decirle que…


Lo sé, oímos la conversación, oímos lo que dijo. Aún así, B-30 también fue remasterizado, así que sólo retírese. No tengo por qué hacerme cargo de usted. Ya no es mi responsabilidad.


Pero me dijo que no importaba, que podía o no podía, que estaba preparada.


Mc123 tiene un problema grave, el mundo no gira alrededor de usted. Tenemos cientos de billones de unidades; todas con recuerdos, conflictos, sueños… usted francamente no mejora, no cambia, no transforma nada, sino que, por el contrario desordena.



Por ejemplo, envío algo desde el correo, ¿qué era?


Nada, no era nada.


¿Qué era?


Una postal.


¡Una… postal! Lindo detalle. Salga, váyase, no quiero verla.








Suerte.

Gracias, creo, doctor…

Sólo, váyase.


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